lunes, 7 de noviembre de 2011

La eterna disputa de las variantes del español

Acabo de leer una noticia en la que se dice que han echado a una profesora de español de la Universidad de Pittsburg por hablar la variante peninsular. Al parecer, a la directora del departamento y a los demás profesores, todos hispanoamericanos, no les gustaba su acento.

El español es lengua oficial en 21 países y se habla en muchos más, siendo Estados Unidos el país con mayor número de hispanohablantes. 19 países se extienden por el continente americano, España se encuentra en Europa y Guinea Ecuatorial en África. La amplia extensión geográfica hace imposible que todos hablemos igual. Ahora bien, ¿debería ser esto un problema?

España es un territorio de unos 500.000 km2, y es innegable que un vasco, un madrileño, un andaluz y un canario no hablan de la misma forma, y no solo porque posean acentos distintos, sino porque también usan palabras y expresiones regionales propias. A veces incluso se dan situaciones en las que no se entienden entre ellos. Sin embargo, a nadie le da por pensar que hablamos lenguas distintas. Todos hablamos español (o castellano, pero esta es otra disputa). De la misma forma, no se expresan igual en México, Cuba o Argentina, pero todos hablan español. Si en un colegio madrileño no le niegan el puesto a un profesor extremeño por su acento, ¿por qué se le quiere negar a esta profesora por hablar español de España?

En la enseñanza del español como lengua extranjera o segunda lengua, cada profesor enseña la variante que conoce, con apuntes a las demás variantes, sin ningún tipo de perjuicio para el aprendiente; la RAE trabaja en colaboración con las demás academias; el examen oficial del Instituto Cervantes lo puede aprobar cualquier persona independientemente de que haya estudiado en un país o en otro, de modo que no hay nada que justifique la decisión tomada en la Universidad de Pittsburg si no es la preferencia personal.

Evidentemente todos nos sentimos más cómodos con la lengua que manejamos habitualmente que con cualquier otra, y lo mismo pasa con los acentos. Lo reconozco, prefiero ver una película doblada en España que en Hispanoamérica. De la misma manera que los hispanoamericanos prefieren ver películas dobladas por ellos. No hay más que entrar en una página de descargas de películas donde se codeen las diferentes variantes para poder leer comentarios de ambas partes, muchos de ellos poco agradables. Esto último no tiene ninguna razón de ser. Puesto que estamos refiriéndonos al ámbito personal, que cada cual elija lo que más le guste y listo, de la misma forma que yo me compro una camiseta negra y mi amiga una rosa.
Ahora bien, en un entorno profesional se debería juzgar al docente simple y llanamente por su capacidad para la enseñanza.

Me gustaría apuntar que un caso diferente es cuando un alumno necesita aprender una determinada variante. Ahí está justificado que el profesor sea nativo de esa variante. Del mismo modo, si una empresa quiere realizar, por ejemplo, una campaña publicitaria para un determinado país, necesitará contar con trabajadores que hablen según esa variante, no por nada se realizan traducciones de español latino a español peninsular y viceversa.

No conozco muy bien el caso del inglés, pero en los países de habla francesa la francophonie (francofonía), entendida no solo como el uso de la lengua sino como la lengua como expresión de diversidad, es un aspecto fundamental en el estudio de la lengua, tiene una parte importante en los exámenes oficiales y es, en fin, motivo de orgullo, como bien se indica en la página de la Organización Internacional de la Francofonía:

[...] se ilustra toda la vitalidad y riqueza de la Francofonía mediante la diversidad de sus culturas y la pluralidad de los acentos de la lengua francesa y de sus lenguas asociadas.

Me da pena pensar que los hispanohablantes podamos tener más prejuicios lingüísticos...

jueves, 3 de noviembre de 2011

Indiferencia ante la corrección.

Últimamente no hago más que indignarme ante la ausencia de corrección con la que me topo en diferentes ámbitos. No es nada nuevo que no todo el mundo se toma su trabajo por igual, poniéndole cada cual el empeño que considera necesario, ya sea en función del tiempo invertido, del coste o del interés. Sé que muchas veces trabajamos contra reloj, pero en este artículo de lo que trato es del poco interés puesto y de la poca importancia dada a la corrección.

La prensa escrita (especialmente la edición digital) es un buen ejemplo. ¿Cuántos lectores se quejan de las faltas de ortografía, del uso incorrecto de palabras, de la mala redacción? Según Fundéu, muchos. Muchas veces el problema se solucionaría simplemente pasando el corrector ortográfico, un paso de lo más sencillo que no lleva demasiado tiempo. Ahora bien, tengo la impresión de que muchas veces este mismo corrector automático es fuente de errores, pues, por ejemplo, en poco tiempo he leído dos veces "corresponsables de guerra" donde debería decir "corresponsales de guerra". Creo que el siguiente ejemplo es esclarecedor sobre las implicaciones de la diferencia semántica:

Segovia reúne a candidatas al Nobel, artistas, escritoras, activistas, filósofas, periodistas y corresponsables de guerra en "Mujeres. I Encuentro de Mujeres que transforman el mundo".*

Los subtítulos de películas también pueden contener grandes horrores. En los fansubs podemos encontrar de todo, ya que, al no ser profesionales, muchas veces usan traductores automáticos y cometen errores de ortografía. Pero, como hemos dicho, son aficionados que quieren hacer que más gente comprenda determinadas películas, no cobran por ello y no tienen que responder ante ningún jefe, cliente o usuario final. No es lo mismo cuando yo voy al cine, pago mi entrada y tengo que leer cosas como "cogédlos". Así, con tilde.

¿Dónde están los correctores en estos medios? Seré justa y diré que en los subtítulos es menos habitual la presencia de faltas de ortografía, sin embargo en lo tocante a la prensa e internet es desesperante. El 27 de octubre se celebraba el día del corrector y, para mi sorpresa, los medios de comunicación dieron la noticia. Yo no soy muy fan de los día de, pero si esto sirve para que la gente sepa que existimos y durante un momento se pare a pensar en la importancia de la lengua, ya se habrá conseguido mucho. ¿Quién sabe? A lo mejor hasta empieza a exigir mayor rigurosidad y las empresas empiezan a considerar la necesidad real de producir textos de calidad.

El tercer caso que quiero comentar difiere de los anteriores. Se trata de los errores cometidos por el profesorado de ELE.
El otro día tuve que escuchar durante unos diez minutos una clase de español para extranjeros impartida en una empresa y casi me caí del susto al escuchar de boca del docente lo que sigue:

La palabra "paraguas" se escribe con diéresis (paragüas); es la única palabra, junto con "pingüino", que se escribe así en español.
[...]
El antónimo de "inspirar" es "expirar".

Aprender bien una lengua es harto difícil, pero el docente debe hacer todo lo necesario por mejorar sus conocimientos de forma que todas las explicaciones dadas al alumno sean correctas. Y en caso de duda, reconocer humildemente que no lo sabe, documentarse y finalmente dar la explicación conveniente. Es inconcebible que demos a nuestros estudiantes informaciones erróneas que ellos van a asumir como correctas.

Me ha quedado una entrada poco unida, pido perdón a los correctores de estilo ;) Lo que espero es que el mensaje quede claro: por favor, tomémonos la lengua un poquito más en serio y cuidémosla como se merece.

*FUENTE: www.fepaio.org